Bolsonaro busca otorgarle asilo político a Jeanine Áñez en Brasil

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, dijo el lunes 27 de junio que “trabaja” en la posibilidad de concederle asilo en Brasil a la expresidente Jeanine Áñez, quien recientemente fue condenada a 10 de años de prisión por asumir la presidencia interina de Bolivia.

De acuerdo al líder brasileño, Áñez -quien fue detenida en marzo de 2021- se encuentra “presa injustamente” y que está preocupado porque dijo que vio «imágenes terribles» de Añez «siendo arrastrada al presidio».

«Brasil está poniendo en práctica la cuestión de las relaciones internacionales, de los derechos humanos, para ver si le ofrece asilo», afirmó Bolsonaro en una entrevista, de acuerdo a la agencia de noticias EFE.

“El ex presidente Evo Morales y el actual presidente Luis Arce son amigos de Lula, y él no dice absolutamente nada sobre este caso”, agregó.

Para Bolsonaro es claro que en la prisión de Áñez ha jugado un rol fundamental el expresidente izquierdista Evo Morales, quien recientemente admitió que influyó en la decisión de la Justicia boliviana para sentenciar a la exmandataria y calificó de «benigna» la condena de 10 años por el supuesto «golpe de Estado».

El mandatario brasileño también dejó entrever la posibilidad de que algunos de los acusados en el proceso que involucra a Áñez esté actualmente en territorio brasileño, donde él mismo estaría garantizándoles la protección, y no estaría dispuesto a entregarlos a las autoridades bolivianas.

Asimismo, dijo que su decisión de apoyar a Áñez y buscarle una salida humanitaria ya ha sido comentada con otros jefes de Estado de la región, como el presidente de Argentina, Alberto Fernández, a quien habría pedido mediar en la situación cuando coincidieron en la reciente Cumbre de las Américas realizada en Los Ángeles, Estados Unidos a principios de junio.

No obstante, fue el recién asumido gobierno de Fernández quien le otorgó asilo político a Evo Morales luego de huir de Bolivia en 2019.

Antes de conocerse la condena de Áñez, un grupo de 23 expresidentes de países iberoamericanos pidió a la ONU y la Unión Europea “repudiar la intención de sentenciarla de forma arbitraria”.

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Calvario

Áñez, está en la cárcel en La Paz desde hace más de un año detenida preventivamente por los casos a pedido de la Fiscalía que siguió la narrativa de Evo Morales sobre el «golpe de Estado» por los hechos relacionados a la crisis de 2019 tras las elecciones.

Desde entonces, Áñez ha sufrido graves problemas en su salud como hipertensión, crisis nerviosas y depresión, con momentos en los que se provocó lesiones o la huelga de hambre que mantuvo por más de dos semanas para exigir poder defenderse en libertad.

Está acusada de haber asumido la presidencia de forma inconstitucional en noviembre de 2019 tras la renuncia de Morales (2006-2019) en medio de protestas multitudinarias por el fraude electoral denunciado por la Organización de Estados Americanos (OEA).

Sin el apoyo de las fuerzas de seguridad, el entonces jefe de Estado huyó del país. Quienes debían sucederlo, todos del espacio oficialista MAS, renunciaron. En medio de un vacío de poder, asumió Áñez una abogada y expresentadora de televisión, quien era la siguiente en la línea de sucesión en el Senado.

Pero Evo Morales dijo que había sido «un golpe cívico, político y policial».

Once meses después de asumir la presidencia interina, Jeanine Áñez, llamó a elecciones que ganó el actual presidente Luis Arce, del partido socialista de Morales.

El Movimiento al Socialismo (MAS) es un partido político boliviano de izquierda fundado en 1997 y liderado por el expresidente Evo Morales.

“La saña del MAS contra la ex presidenta constitucional Jeanine Añez, es solamente equiparable con las peores dictaduras que vivió Bolivia. El mundo debe conocer esta ignominia, sustentada en un sistema de justicia envilecido y al servicio de la voluntad de los verdugos”, dijo el expresidente de Bolivia, Carlos D. Mesa Gisbert.

“Hoy la persecución política y judicial en contra de opositores, con un ánimo de revanchismo, evidencia su peor cara”, denunció la Red Latinoamericana de Jóvenes por la Democracia (Juventud LAC).