Avanza la Ley Laken Riley en EE. UU.: inmigrantes ilegales acusados de robo podrían ser detenidos y deportados
La Cámara de Representantes aprobó el jueves la Ley Laken Riley, bautizada en honor a la joven estudiante que fue asesinada por un inmigrante ilegal. El proyecto de ley avanzó al Senado con apoyo bipartidista y obligaría al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) a arrestar inmigrantes ilegales por «cualquier delito de robo, hurto o hurto en tiendas».
El congresista de Georgia, Mike Collins, que representa el área donde ocurrió el asesinato y es el autor de la medida, dijo en un comunicado que la legislación da “más herramientas” al ICE para detener y deportar a indocumentados “antes que comentan delitos serios”.
Laken Riley cursaba el tercer año de la carrera de Enfermería en la Universidad de Augusta. Su cuerpo sin vida fue encontrado cerca de un lago y las autoridades identificaron a José Antonio Ibarra, un inmigrante ilegal de nacionalidad venezolana, como el presunto responsable del asesinato.
En este contexto, 37 demócratas se unieron a todos los republicanos de la Cámara Baja para darle media sanción a la legislación. «Los republicanos de la Cámara de Representantes no van a quedarse callados mientras el presidente y su administración liberan a criminales peligrosos en nuestras comunidades. La Ley Laken Riley ayudaría a prevenir futuras tragedias», declaró Mike Johnson, presidente de la Cámara.
Los republicanos impulsaron el texto horas antes del Estado de la Unión a modo de presión hacia Joe Biden por su manejo de la frontera sur desde enero del 2021.
Donald Trump recordó el caso durante su visita a la frontera sur, mencionando haber hablado con los padres de Riley. «El monstruo, el responsable, acusado de la muerte, es un inmigrante extranjero ilegal que fue conducido a nuestro país y liberado en nuestras comunidades por el desviado Joe Biden», sentenció el expresidente.
El representante Jerry Nadler de Nueva York mostró su preocupación acusando a los legisladores republicanos de «politizar una tragedia» para obtener beneficios electorales, especialmente contra los inmigrantes.