Artes marciales chinas: Una escalera al cielo impulsada por los grandes monjes taoístas y budistas

Podría decirse que las artes marciales chinas, también conocidas como “wushu”, son algunas de las exportaciones culturales más populares y exitosas de China. A pesar de su reconocimiento generalizado y duradero en el tiempo, la comprensión real de la mayoría de las personas en Occidente sobre estas prácticas es realmente limitada.

El desarrollo en América y Europa de las diversas artes marciales chinas, se ha limitado generalmente a comprenderlas como una práctica de competencia deportiva, como un sistema de defensa o una simple actividad recreativa. 

Piñas furiosas, patadas vengadoras, competencias ruidosas con presentadores graciosos, han sido esparcidas con el vigoroso auge de las películas hongkonesas de artes marciales de los años ‘70 y ‘80, que muestran escenas de sangrientos combates entre héroes y mafiosos corriendo por interminables túneles, bosques o praderas, fascinando a Occidente.

Desde entonces, las artes marciales se difundieron ampliamente en cada rincón del mundo. Pero pocos de quienes las adoptaron tuvieron en cuenta que entre esas imágenes y la verdadera esencia y profundidad de la cultura del wushu había un abismo.

Hermanas de la danza, la cultivación personal y la medicina tradicional, las artes marciales existen en China desde hace cinco mil años. Los practicantes superiores de wushu, aun cuando están luchando, buscan manifestar perfección y belleza; del mismo modo que lo hacen los bailarines cuando interpretan una obra en el escenario.

Mientras que la danza se utilizaba para alabar a los dioses y a los antepasados, las artes marciales se empleaban para detener al mal; pero nunca se concibieron para infligir daño, sino para proteger a la gente buena y a uno mismo de la maldad.

La interpretación banal de las artes marciales no es casual, más bien es la forma en que el régimen comunista chino eligió exportar este tipo de expresión. El Partido Comunista Chino (PCCh) tras proponerse destruir la cultura tradicional, hizo que las artes marciales popularizadas hoy tomen solo la cáscara y omitan la esencia de lo que es un profundo compendio de ciencias para salvaguardar la paz y la sabiduría espiritual.

El Wushu y sus raíces divinas

Lógicamente no existe una fecha fundacional de las artes marciales, dado que el concepto abarca un conjunto de técnicas milenarias de combate que si bien poseen puntos en común cada una de ellas posee particularidades, orígenes y formas de evolución diversas. 

En su formato más primitivo se estipula que las artes marciales surgieron ante la necesidad del hombre de defenderse de animales salvajes y de tribus enemigas, sobre todo en épocas donde el desarrollo de las armas era incipiente y los enfrentamientos eran habitualmente corporales. 

Según cuenta la historia tradicional, el Emperador Amarillo (Huangdi) casi 3000 a.C. introdujo las primeras formas de artes marciales en China al estandarizar y perfeccionar ciertas técnicas primitivas de ataque y defensa personal.

El Emperador Amarillo es descrito como un famoso general que, antes de convertirse en líder de China, escribió extensos tratados sobre medicina, astrología y artes marciales. Según los relatos antiguos incluso hizo aprender a su ejército diversos sistemas de golpes, los cuelas fueron aplicados en la guerra.

El wushu propiamente dicho terminó de conformarse junto con los orígenes del taoísmo y el budismo y en estrecha relación con estas filosofías, por lo que está directamente asociado a la cultivación espiritual, derivando en una cuestión mucho más compleja que un simple método de golpes.

Sus pilares básicos fueron cultivar la virtud, perfeccionar la técnica artística, nutrir la salud y la longevidad, mejorar las condiciones físicas, defenderse a uno mismo y prevenir la violencia.

Este carácter distintivo de las artes marciales está marcado por su origen divino, asociado a la creencia en dioses y a la necesidad del hombre de cultivar su espíritu para trascender del mundo material y ascender a un estado superior.

Las distintas formas de Wushu

En la larga historia de la civilización china han surgido incontables estilos de artes marciales, para ordenar las diversas formas se las suele clasificar en dos grandes estilos generales; internos y externos. 

Los estilos externos se enfocan en desarrollar la agilidad y la fuerza física, mientras que los estilos internos se enfocan en manipular el qi (energía vital) y cultivar la mente y el espíritu.

Hay también otras formas de clasificar las artes marciales chinas. Algunas de estas categorías de clasificación se superponen, por lo que un solo estilo puede pertenecer a más de una categoría. Otros estilos de clasificación populares que a veces se utilizan se basan en la religión, la historia y las zonas geográficas del Sur y del Norte de China.

La primera forma de arte marcial de la que se tiene registro fue el estilo de lucha “Jiao-di”, el cual se popularizó durante la batalla del Emperador Amarillo contra Chi-you (2852 – 2205 a.C.).

Después de esto, aparecieron muchas escuelas de técnicas con espada durante el periodo de los Estados Combatientes. Desde la dinastía Han (206 a.C.-220 d.C.) a la Dinastía Tang (618-907), el arte de la lucha con espada fue abarcando contenidos artísticos cada vez más ricos y complejos. 

Después de las dinastías Song (960-1279) y Yuan (1271-1368), los monjes taoístas establecieron el Tai Chi Quan, también llamado Taiji, durante su camino espiritual hacia la iluminación. El cual con los siglos se convirtió en el estilo interno más popular

Mientras tanto, los estilos de artes marciales externas se fueron creando y difundiendo entre el público en general. Se los conoce por su elegancia, flexibilidad y agilidad. Por ejemplo, el Sistema de Boxeo Largo incluye Cha Quan, Hua Quan, Pao Quan, Hong Quan, Hua Quan, así como otros estilos como Ba Chi Quan, Tong Bei y Fan Zi Quan. El estilo más reconocido asociado con el estilo externo es Shaolin Kung Fu (Shàolín Gōngfū).

Los estilos internos hacen hincapié en el desarrollo interior de la persona y la cultivación interna, mientras que los estilos externos entrenan desde el exterior hacia el interior, haciendo hincapié en las formas físicas y en el entrenamiento de la mente, el cuerpo y el espíritu juntos. Ya sean estilos internos o externos, ambos practican con todo tipo de armas, como espada, lanza, palo, hacha, Yue (hacha de mango largo) y el Gou (una especie de gancho).

En su conjunto, a pesar de las grandes diferencias que existen entre ellas, las artes marciales tradicionales de china se basan en la cultivación de la virtud, la auto sanación, el buen estado físico, la defensa propia y la de los demás. 

Al mismo tiempo, las artes marciales chinas tienen una profunda teoría sobre las técnicas y una importante connotación artística. Por lo tanto, se afirma que las artes marciales son una parte muy importante de la cultura china. 

El Kung Fu y el templo Shaolin

El término kung-fu significa ​“habilidad” o “maestría”. Es un coloquialismo chino para designar la habilidad adquirida con tiempo, constancia, disciplina y esfuerzo, por lo que en el idioma chino se utiliza para resaltar la destreza o acción impecable de un individuo en el desempeño de un arte o actividad.

Como arte marcial, el Shaolin Kung Fu tiene alrededor de 1500 años. Sus posturas y acciones prescritas se basan en agudas observaciones de la anatomía y fisiología esquelética y muscular humana, y emplea una gran coordinación muscular. Los diversos movimientos del kung fu, la mayoría de los cuales son imitaciones de los estilos de lucha de los animales, se inician desde una de las cinco posiciones básicas de los pies: la postura erguida normal y las cuatro posturas denominadas dragón, rana, equitación y serpiente

Este tipo de arte tuvo sus principales exponentes en el famoso templo budista Shaolin, en la provincia de Henan, en la zona norte de China central.

En el año 519 d.C., llegó proveniente del estado de Liang, un Maestro budista llamado Bodhidharma (Damo, “Tamo” en chino) quien enseñó a los sacerdotes el arte de la defensa propia. El entrenamiento en el templo era duro y adoptaron reglas para asegurarse que los practicantes no hicieran mal uso del mismo. Crearon entonces doce reglas para los practicantes. 

Según las reglas establecidas, la desobediencia era castigada con el despido del templo, la vida era dura para fortalecer el cuerpo y el espíritu, y los graduados debían mostrar constantemente su generosidad para con el prójimo y no podían trasgredir la ley, entre otras estrictas reglas.

Existen numerosos estilos de Kung fu, pero el más importante en términos de organización, métodos de entrenamiento y moralidad fueron desarrollados en el monasterio budista de Shaolin. Estas características hicieron que aprender en el Templo Shaolin se convirtiera en un símbolo de respeto y dignidad.

El Templo Shaolin

Según los registros históricos, el monasterio de Shaolin fue construido en el lado norte de Shaoshi, el pico occidental del monte Song, una de las montañas sagradas de China, en 495 d.C. por el emperador Xiaowen de la Dinastía Wei del Norte.

El templo Shaolin fue glorificado y rodeado por el misterio durante siglos en China, e incluso hoy es un centro legendario conocido en todo el mundo, gracias al cine y la televisión. Desde su fundación, los emperadores de cada dinastía han considerado al Templo Shaolin como su Templo Imperial. Allí, los emperadores meditaban y pedían a los dioses por el bienestar del pueblo. También fue el lugar de nacimiento del Budismo Zen (Chán) y cuna de las artes marciales, dado que fue el lugar desde donde se desarrollaron y difundieron profundamente, sobre todo las relacionadas con el kung fu.

Shaolin se convirtió en un importante centro de estudio y traducción de las escrituras budistas originales. También se desarrolló como un lugar de reunión para estimados maestros budistas. 

Los miles de monjes que durante siglos vivieron en este templo combinaron sus prácticas religiosas, la medicina tradicional china y el complejo entrenamiento del arte marcial. 

Según cuenta la leyenda, el monje Damo meditó en soledad durante nueve años frente a la pared de una cueva en las montañas sobre el monasterio, donde desarrolló una serie de ejercicios utilizando movimientos coreográficos y respiración profunda para mantener su fuerza física.

Cuando regresó al monasterio, observó que los monjes carecían de la resistencia física y mental necesaria para realizar la meditación budista, y los instruyó en los ejercicios que había desarrollado dando origen a lo que hoy conocemos como kung fu.

El objetivo principal del entrenamiento de artes marciales de Shaolin era promover la salud, la fuerza y ​​la concentración mental; estaba prohibido tomar las armas excepto para luchar contra el mal.

Tai Chi 

El Tai Chi, abreviatura de T’ai chi ch’üan o Tàijíquán, es la máxima expresión de las artes marciales internas de origen chino. Como tal busca el desarrollo de la energía interior y para eso trabaja sobre cinco elementos principales:

En primer lugar, el qigong, a través de la cual se busca que el cultivador de este arte mantenga en todo momento la calma, la serenidad y el enfoque puesto en la energía interna utilizando la meditación como herramienta fundamental. 

En segundo lugar, practica el taulou o movimientos suaves de manos, seguido del tuishou donde se desarrollan ejercicios de empuje de manos. Y por último se destaca el llamado sanshou, que son básicamente técnicas de golpes. 

A diferencia del kung fu, que tiene sus orígenes más ligados al budismo, el Tai Chi está fundamentado en los principios del taoísmo y a buscar la conexión entre lo espiritual y el mundo físico a partir de la comprensión del Ying y el Yang.

Para comprender la esencia del Tai Chi es necesario conocer los preceptos básicos del taoísmo, quien considera el cuerpo humano como un mini universo que tiene muchas similitudes con el mundo que nos rodea; nuestra sangre fluye como los ríos y nuestro cabello crece como los árboles. Por lo tanto, nuestros cuerpos, al igual que el universo, requieren que las fuerzas opuestas trabajen en armonía para mantener el equilibrio.

En cuanto al tai chi como arte de defensa personal, sus principios indican que al encontrarse la fuerza bruta con otra fuerza bruta seguramente dejará a ambos lados heridos. En cambio, enfrentar la fuerza bruta con suavidad, permite que la fuerza entrante se agote para que pueda ser redirigida más fácilmente, tal es así que sus movimientos siempre buscan ser suaves, redondeados y buscando el momento justo para el golpe certero.

Si bien hay varias leyendas que indican como se originó y quien fue el fundador del Tai Chi, no existe consenso al respecto. Aunque todas concluyen en que la persona que impartió las técnicas originalmente estaba profundamente ligado a la filosofía taoísta. 

Por desgracia, durante la Revolución Cultural Comunista, los guardias rojos destruyeron incontables documentos originales a través de los cuales se podría continuar hoy estudiando las primeras enseñanzas, lo que hubiese permitido tener un conocimiento más certero de sus orígenes y propósitos. 

La relación entre la medicina tradicional china y las artes marciales

Las artes marciales tradicionales de china, ya sean las internas o las externas, están completamente ligadas a la medicina tradicional. Los grandes eruditos de la medicina eran también reconocidos practicantes de diversas artes marciales. 

De hecho, muchos reconocen a Hua Tuo, probablemente el médico más popular de China durante la dinastía Han del Este entre los años 25 y 220 d.C., como el creador del “ejercicio de los cinco animales”, el cual está conformado por el juego de movimientos que buscan imitar el comportamiento de ciertos animales, que luego fue utilizado en numerosas artes marciales.

En la antigua China, la práctica de las artes marciales junto con la cultivación del espíritu requería de un cuerpo sano, y así es como surge también la necesidad de que se involucrara la medicina como una herramienta más para el mejoramiento personal.

Así es como la mayoría de los artistas marciales que se cultivaban en los templos, también eran educados en la medicina tradicional china, la medicina ortopédica y la acupuntura. Muchos de ellos solían sufrir algunas lesiones físicas producto de los entrenamientos y/o combates físicos, las cuales frecuentemente eran sanadas con herramientas y medicamentos naturales que proveía la medicina tradicional.  

La acupuntura y los masajes permitían calmar los meridianos, activar la sangre, aliviar la fatiga y eliminar la inflamación. De este modo los artistas marciales lograban recuperarse rápidamente aumentando su energía para poder continuar.

Incluso reconocidos médicos acupunturistas de la china antigua, como el Dr. Huang Shiping, aseguran que para realizar con eficacia las técnicas de acupuntura es necesario ser un gran artista marcial, ya que esto permite transportar la esencia, el qi y el espíritu de todo el cuerpo en dos dedos.

Las artes marciales y la danza 

Las artes marciales y la danza clásica china poseen muchos puntos en común. Ambas poseen posiciones y posturas superpuestas, y sus técnicas requieren de máxima flexibilidad, coordinación y agilidad. En las danzas también se pueden ver armas tradicionales como palos, lanzas, espadas y otros objetos similares que se usan habitualmente en las artes marciales. 

Cabe preguntarse el porqué de estas similitudes, la respuesta es simple, las dos formas de arte tienen sus raíces en la misma cultura antigua.

Cuando las artes marciales comenzaron a expandirse por toda China sus volteretas y técnicas que deslumbraban a cualquier persona e influyeron rápidamente a la danza y la ópera tradicional.

Las coreografías que hasta el momento habían sido utilizadas solo para la defensa y la batalla fueron adaptadas a los bailes típicos, los cuales se exponían en diversas celebraciones que iban desde festividades informales hasta actuaciones protocolares en banquetes imperiales. 

Con el paso del tiempo ambas artes se fueron fusionando y permanecieron siempre hermanadas por sus movimientos, aunque siempre manteniendo ambas un propósito diferente. En las artes marciales los movimientos no son casuales, sino más bien deben estar pensados y ejecutados con suma atención porque su destino es atacar o bloquear un golpe. Un error en los movimientos puede ser pagado con la propia vida. 

Mientras que, la danza, como medio de expresión y lenguaje corporal, busca anticipar sus movimientos y agrandarlos para hacerlos bien elegantes y llamativos. Además, necesita mostrar el proceso estético de cada movimiento y por lo general, para expresar una emoción lo que necesita es un movimiento largo y lento que termine en una especie de pausa en el aire antes de continuar en la dirección opuesta.

Cómo se desvirtuaron las artes marciales desde 1949

Las artes marciales continúan vigentes hasta el día de hoy, pero en nada se parecen al verdadero origen ligado a la espiritualidad, la conexión con el ser interior y la defensa contra la maldad. 

Tal como enseñan los maestros del wushu tradicional, la mayor diferencia con el wushu moderno y otros tipos de técnicas de combate es que el contenido interior del wushu tradicional arrastra una riqueza cultural muy amplia y elevada.  

Para poder asimilar el wushu, hay que vivir la filosofía detrás de la enseñanza, entender el contenido, valorar la belleza en los movimientos, experimentar el grado de dificultad al aprender, encarnar el logro de la excelencia, conocer la ciencia del entrenamiento y asumir el requisito absoluto en lo que respecta a la cultivación del interior.

El régimen comunista chino consideró que la religión y lo espiritual son una profanación y desde la Revolución Cultural llevada a cabo por el dictador Mao Tse Tung en 1966, se hizo difícil practicar las artes marciales tradicionales debido a sus fuertes vínculos con el taoísmo y el budismo. Los maestros del arte fueron atacados y muchos tuvieron que huir del país o continuar sus prácticas clandestinamente y fuera de la vista de los agentes del PCCh.

La China de hoy retomó ciertas artes marciales y muchas como el tai chi cuentan con el apoyo explícito del régimen. Pero es simplemente presentado como una serie de técnicas para reducir el estrés, mejorar la salud y en el mejor de los casos, un buen método de defensa personal. Toda la carga espiritual, la conexión con lo divino, la meditación y lo sobrenatural ha sido dejado aparte intencionalmente.

Por Andrés Vacca

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