Alarmante presencia de 90 barcos en aguas chilenas despierta temor de pesca ilegal china de calamar

En una situación preocupante para la soberanía marítima de Chile, al menos 90 embarcaciones extranjeras no identificadas han invadido la zona económica exclusiva (ZEE) del país, generando temores de posibles actividades de pesca ilegal de calamar proveniente de China.

La flota de embarcaciones extranjeras, actualmente burlando la seguridad marítima chilena, ha omitido notificar sus identidades ni ubicaciones a las autoridades, incluyendo el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca) y la Armada austral. La sospecha recae en que estas naves podrían ser de origen chino, dado el histórico interés de China en el calamar y su participación en incursiones similares en aguas internacionales, como es el caso del Mar Argentino. 

Cabe destacar que el gigante asiático consume un tercio del total de calamar comercializado en el mundo, que anualmente se traduce en unas 800.000 a 900.000 toneladas al año. 

A pesar de la falta de información sobre el pabellón de las embarcaciones, se ha observado que estas han cruzado la zona económica exclusiva y áreas marinas protegidas, desencadenando una respuesta de las autoridades, que aseguran estar fiscalizando las embarcaciones mediante el sistema de monitoreo satelital.

Según el comunicado de Sernapesca, hasta el momento no se han registrado operaciones de faena, aunque la preocupación persiste debido a que es conocida la existencia de flotas clandestinas chinas de pesca de calamar. 

Un informe de InSight Crime y el Centro de Estudios Latinoamericanos y Latinos de la Universidad Americana (CLALS) destaca que, en el límite de la ZEE de toda la región sudamericana, a 201 millas marítimas de la costa, estas embarcaciones han estado realizando actividades no reglamentadas, capturando toneladas de calamar en aguas internacionales.

Cómo operan las flotas clandestinas chinas

El informe también resalta la situación en aguas argentinas, donde la pesca ilegal de calamar por parte de flotas chinas es una realidad constante. 

En mayo de este año, se contabilizaron 600 barcos frente a Argentina, que luego pasarían hacia el Océano Pacífico, llegando hasta frente a las Islas Galápagos en Ecuador, según lo reportado por la Dirección General del Territorio Marítimo y de Marina Mercante de Chile (Directemar)

Testimonios de expertos describen la escena como una «ciudad flotante», donde cientos de barcos pesqueros chinos operan en el límite de la ZEE de la costa atlántica argentina entre noviembre y abril.

Otro informe de la ONG Oceana advierte que aproximadamente la mitad de las capturas mundiales de calamar dientuso provienen de aguas argentinas, lo que plantea serias preocupaciones sobre la sostenibilidad de esta actividad. La sobreexplotación de calamares jóvenes, combinada con su corto ciclo de vida y la extracción ilegal en período de veda, podría agotar la población en la región.

El informe revela prácticas alarmantes, como el apagado regular de los sistemas de identificación automática (AIS) por parte de estas embarcaciones, dificultando su detección en la Zona Económica Exclusiva. Datos de Oceana basados en registros satelitales muestran que estas embarcaciones chinas han pescado durante extensos períodos y han evitado el rastreo en más de 4,000 ocasiones.

A pesar de las obligaciones internacionales, las autoridades chinas han sido criticadas por su falta de supervisión efectiva de la flota en aguas lejanas. Expertos argumentan que el vacío legal y la ausencia de límites claros contribuyen a la impunidad de estas flotas, planteando la urgente necesidad de medidas más estrictas para preservar los recursos marinos y la biodiversidad.

La situación actual enfatiza la importancia de una acción coordinada a nivel nacional e internacional para abordar la pesca ilegal y garantizar la sostenibilidad de los recursos marinos en la región.

Hasta el momento los gobiernos de turno, tanto de Chile como el gobierno saliente de Argentina, han optado por mirar para el otro lado cuando se trata de proteger los recursos naturales frente a la amenaza que representa el régimen comunista chino. 

Por: Cecilia Borrelli – Mundo Libre Diario

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