Agujeros en el corazón: la historia de un hombre buscando el significado de la vida
Érase una vez un hombre joven que para buscar el Dao viajó lejos de casa, con el fin de encontrar el verdadero significado de la vida. Sin parar, escaló montañas, cruzó ríos peligrosos, y visitó muchos lugares buscando un Shifu (Maestro) verdadero para contestar a sus preguntas. Día tras día, se encontraba y preguntaba a mucha gente sin embargo, sentía que no había obtenido ninguna iluminación. Decepcionado, reflexionaba y se preguntaba, pero todavía no era capaz de entender el por qué.
Más tarde, aprendió de un maestro que había un monje de nivel elevado que había obtenido el Dao, viviendo en una montaña no muy lejos de su pueblo. Él podía contestar a todo tipo de preguntas difíciles sobre la vida. Por consiguiente, inmediatamente salió en la oscuridad de la noche y preguntó por los alrededores donde podía encontrar al monje.
Un día, llegó al pie de la montaña y vio un leñador bajando con dos cubos de leña en sus hombros. El hombre joven le preguntó: «Hermano, ¿Sabes exactamente dónde vive en esta montaña el monje que ha obtenido el Dao, y cómo es?» El leñador pensó por un momento y le contestó: «Es verdad que hay tal monje en esta montaña. Sin embargo, la gente no sabe exactamente dónde vive porque a menudo viaja por los alrededores para ofrecer la salvación a las personas predestinadas. En cuanto a su apariencia, algunos días va elegante y excepcionales aureolas divinas brillan en su cuerpo; algunos dicen que parece sucio y descuidado y que sus ropas son desaliñadas y viejas. Nadie puede realmente describirlo claramente».
Después de agradecer al leñador, el hombre joven estaba decidido a encontrar al monje. Viajó montaña arriba sin descanso. En la montaña, conoció a campesinos, cazadores, a niños arreando animales, gente quitando las hierbas, etc. Sin embargo, no encontró al monje de nivel alto que podía explicarle el significado de la vida.
Desesperado, regresó y bajó de la montaña. En su camino, conoció a un mendigo con un tazón roto en sus manos que le pidió agua. El joven echó algo de agua de su cantimplora en el tazón. Sin embargo, el agua se derramó fuera antes de que el mendigo pusiera sus labios en el tazón y bebiera. A regañadientes, el joven echó más agua en el tazón y pidió con insistencia al mendigo que se lo bebiera más rápido, pero justo cuando el tazón llegaba a los labios del mendigo, el agua se derramó toda otra vez.
«¿Cómo es posible que pueda beber agua utilizando un tazón roto?» dijo el joven impacientemente.
«Pobre joven, has estado buscando el significado de la vida por todas partes y en la superficie pareces una persona sin pretensiones. Sin embargo, en tu corazón, juzgas si las palabras de los demás cumplen tus expectativas. No puedes aceptar ningún punto de vista que no satisfaga tus expectativas. Esas nociones tuyas resultan en grandes agujeros en tu corazón y te impiden encontrar las respuestas que buscas».
Cuando escuchó eso, el joven de repente se iluminó al asunto. Inmediatamente hizo una reverencia al monje y dijo, «Shifu, ¿eres el monje de nivel alto que he estado intentado encontrar?» Como no hubo respuesta incluso aunque repitió su pregunta varias veces, levantó su cabeza y vio que el mendigo había desaparecido. Un tazón con agujeros no puede retener agua; un corazón con agujeros no puede oír el sentido de la vida.
¿Cuales eran las manifestaciones de esos agujeros en el corazón? Egoísmo, celos, ser testarudo, y ser obstinado, desconfiados, impetuoso, odioso, miedoso, arrogante, y cobarde son unos cuantos ejemplos. Esas mentalidades son como agujeros en el corazón. La diferencia es que la gente tiene diferentes tipos de agujeros en sus corazones.
Puesto que los humanos no son santos o sabios, ¿Quién no puede vivir sin cometer un único error? Puesto que estamos perdidos en la falsa ilusión ¿Quién puede decir que no tiene defectos? No es una cosa terrorífica tener defectos. Es horrible si no sabemos que tenemos defectos, es terrorífico que no arreglemos los defectos incluso, aun sabiendo que los tenemos. Posteriormente, los defectos se volverán más y más grandes, dañando la vida de uno y destruyendo a uno. Un corazón no es precioso a menos que tú tengas la voluntad de reparar los agujeros.