​Adoctrinamiento escolar: Libros de texto cargados de propaganda bajo el gobierno del Partido Comunista chino

Las ilustraciones inapropiadas para la edad en los libros de texto para niños y los libros ilustrados en China continental han suscitado recientemente amplias críticas. Por ejemplo, varias publicaciones en las redes sociales revelaron que muchas ilustraciones de los libros de texto de matemáticas de primaria publicados por la Prensa de Educación Popular contienen tatuajes y pornografía, así como contenido obsceno. Muchos padres se mostraron indignados y preocupados por la posibilidad de que sus hijos estuvieran expuestos a contenidos nocivos.

Los libros de texto publicados por otras editoriales, como Phoenix Publishing (en la provincia de Jiangsu), Sichuan Children’s Publishing y Tomorrow Press (en la provincia de Shandong), presentaban problemas similares.

Ante la presión masiva del público sobre estos «libros de texto venenosos» y «materiales de lectura tóxicos», el Ministerio de Educación respondió el 30 de mayo y prometió investigar esta situación.

Un examen más detallado de los libros de texto para niños muestra que el Partido Comunista Chino (PCCh) suele incluir mentiras y propaganda de odio para lavar el cerebro a la joven generación. Al eliminar las enseñanzas de los valores tradicionales de los libros de texto para niños, el PCCh ha introducido gradualmente la agenda comunista en las mentes de los jóvenes.

Mentiras y propaganda de odio que reescriben la historia

El PCCh es conocido por distorsionar la historia. Por ejemplo, su versión de la «gloriosa» Larga Marcha (una serie de marchas en las que los ejércitos del PCCh en el sur escaparon hacia el norte y el oeste para evadir la persecución del Partido Nacionalista Chino) en la década de 1930 no podría estar más lejos de la verdad. Basándose en entrevistas con sobrevivientes y aldeanos, la académica Sun Shuyuan documentó que «las fuerzas que actuaron durante los días de la revolución -la pobreza, la enfermedad y el uso del terror, la propaganda y las despiadadas purgas de Mao- han configurado la China moderna de forma irrevocable» en su libro La larga marcha: La verdadera historia del mito fundacional de la China comunista.

El PCCh no tardó en tener dificultades financieras en Yan’an, provincia de Shaanxi, después de la Larga Marcha. Numerosas fuentes de evidencia indicaban que financiaba su precaria existencia mediante el cultivo y la venta de opio. «He descubierto que los beneficios de la producción y venta de opio por parte del PCCh contribuyeron sustancialmente al desarrollo económico [de la región]», escribió el académico Cheng Yung-fa en «La amapola floreciente bajo el sol rojo: La vía Yanan y el comercio del opio». Irónicamente, después de que el camarada Zhang Side murió al derrumbarse un horno de procesamiento de opio crudo, Mao no perdió tiempo y pronunció un discurso en septiembre de 1944 titulado «Servir al pueblo» para elogiar a Zhang.

Uno puede ver esto como humor negro, pero incidentes como este se vieron a lo largo de los 100 años de historia del PCCh, desde su establecimiento hasta la pandemia actual. Durante la guerra chino-japonesa entre 1937 y 1946, por ejemplo, el PCCh se centró en su propio crecimiento y apenas se enfrentó al ejército japonés. Incluso su material de propaganda en esa época se limitaba a historias como la «guerra de túneles» y la «guerra de minas». Sin embargo, cuando el ejército japonés fue derrotado por el Partido Nacionalista Chino, Mao se atribuyó el mérito de la victoria y afirmó que el partido comunista había expulsado a los invasores.

El PCCh siguió inventando mentiras después de tomar el poder en 1949, pero a mayor escala y de forma más exhaustiva. Para justificar su reforma agraria de principios de los años 50, consistente en arrebatar las tierras a los terratenientes, sus literatos imperiales fabricaron innumerables historias para lavar el cerebro del pueblo chino, incluidos los niños, a través de los libros de texto.

Uno de los libros infantiles, del que se imprimieron 5 millones de ejemplares, era una historia sobre Zhou Chunfu, un terrateniente muy trabajador. Se le describía como una figura despiadada que obligaba a sus trabajadores a levantarse a medianoche para trabajar en el campo imitando el canto de un gallo a altas horas de la madrugada. Aunque sonaba gracioso, esta historia inculcó el odio contra los terratenientes y amplificó la lucha de clases en la mente de los chinos, generación tras generación.

Adoctrinamiento a través de los libros de texto

El PCCh también ha estado adoctrinando a los niños al incluir su versión distorsionada de la historia en los libros de texto. La «revisión» de los libros de texto por parte del Ministerio de Educación desde 2018 es un ejemplo de ello. Más concretamente, se añadieron contenidos para blanquear o incluso alabar la Revolución Cultural (1966-1976). Mientras tanto, términos religiosos como «Jesús», «Dios», «adoración» y «Sabbat» fueron eliminados o sustituidos por palabras seculares en los libros de texto.

En 2020, se ordenó a muchos jardines de infantes de toda China que los niños pequeños se vistieran de rojo y representaran la revolución del PCCh al tomar el poder del Partido Nacionalista Chino. Los niños y niñas agitaban cuchillos de juguete y hacían simulacros de robo como los fundadores del PCCh. A pesar de su carácter cómico, las toxinas comunistas se transmitieron a las generaciones jóvenes.

También en los libros de texto estaba la propaganda de odio del incidente de autoinmolación escenificado que tuvo lugar en la plaza de Tiananmen el 23 de enero de 2001, la víspera del Año Nuevo Chino. Varias personas que decían ser practicantes de Falun Dafa se prendieron fuego. La aterradora escena conmocionó a todo el país e instigó el odio hacia Falun Dafa, una práctica de cultivación de cuerpo y mente basada en los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Pruebas abrumadoras indican que ninguno de los autoinmolados practicaba Falun Dafa. Sin embargo, el PCCh utilizó este incidente escenificado para difamar a Falun Dafa a través de una amplia cobertura mediática, libros de texto, literatura y canales de entretenimiento.

Las llamas del falso fuego continúan

El análisis detallado del vídeo de la autoinmolación emitido por las cadenas de televisión estatales mostró muchas brechas. Por ejemplo, en la plaza de Tiananmen se veían extintores, lo que no era posible porque la policía que patrullaba rara vez llevaba ese equipo. Además, las imágenes incluían planos largos, medios y primeros planos, que parecían proceder de equipos de televisión profesionales preparados. El PCCh afirmó que las imágenes procedían de la CNN, que desmintió esa afirmación, ya que a sus reporteros se les impidió grabar en vídeo y fueron detenidos.

Otra brecha que dejó la grabación fue la imagen de Wang Jindong, uno de los autoinmolados. Su ropa y su cara estaban quemadas, pero su pelo y la botella de sprite llena de gasolina que tenía entre las piernas -ambos altamente inflamables- estaban totalmente bien. Además, se demostró que Liu Chunlin, otra autoinmolada, recibió un golpe letal de un hombre en el lugar con un objeto pesado, en lugar de morir quemada. Un reportero del Washington Post también descubrió que era una “chica de bar” y que nadie la vio practicando Falun Dafa.

La hija de Liu, Liu Siying, de 12 años, fue otra autoinmolada. La niña fue operada para abrirle la garganta y no podía respirar por sí misma ni hablar. Sin embargo, fue entrevistada cuatro días después de su operación y se demostró que era capaz de hablar con voz alta y clara. Incluso cantó una canción, lo que sería médicamente imposible. La declararon muerta dos meses después.

Ante pruebas como esta, Desarrollo Educativo Internacional declaró en una conferencia de las Naciones Unidas en agosto de 2001 que «hemos obtenido un vídeo de ese incidente que, en nuestra opinión, demuestra que ese suceso fue montado por el gobierno. Tenemos copias de ese vídeo disponibles para su distribución». Además, se refirió a este incidente como parte del terrorismo de estado creado por el PCCh. Los delegados chinos en la conferencia no respondieron a esta acusación.

False Fire: China’s Tragic New Standard in State Deception (Fuego Falso: La nueva y trágica norma de engaño estatal de China), un documental que analiza el engaño de la autoinmolación, obtuvo una Mención Honorífica en 51.er Festival Internacional de Cine y Vídeo de Columbus. Han pasado 21 años desde el incidente, pero el falso fuego sigue ardiendo para dañar a la gente.

Artículo publicado originalmente en Minghui.org

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