5 desafíos tecnológicos para China en 2022
A medida que se acerca el año 2022, Beijing tiene que superar varios problemas fundamentales a los que se enfrenta su sector tecnológico para prepararse para lo que está por venir. Controversias y otros problemas sacuden actualmente al gobierno comunista, creando interrogantes sobre cómo progresará China en el futuro.
El Partido Comunista Chino (PCCh) lanzó una ofensiva contra el sector tecnológico el pasado otoño, creando al menos 19 «grandes acciones reguladoras» que se aplicarán hasta finales de 2021. Las normas se elaboraron para reconocer y manejar preocupaciones primarias como las prácticas monopolísticas y para controlar el libre flujo de información, así el gobierno censura a sus oponentes.
Asalto al desarrollo tecnológico
Las medidas adoptadas por el PCCh incluyen la imposición de un control sobre las redes sociales y los sitios de comercio electrónico, la intimidación a los mineros de criptodivisas, la implementación de regulaciones para los desarrolladores de videojuegos, y la planificación de restricciones sobre cómo las empresas utilizarán los algoritmos.
En noviembre, el Gobierno publicó una serie de directrices antimonopolio que apuntaban a las prácticas monopolísticas de los reguladores, lo que hizo que los servicios de Internet y los sitios de comercio electrónico se llevaran la peor parte. Las directrices introducidas en febrero de 2021 afectaron aún más a las plataformas de Internet y aumentaron el poder de las restricciones existentes sobre los gigantes tecnológicos de China.
Recientemente, al gigante tecnológico Tencent se le suspendió el lanzamiento de nuevas aplicaciones o la actualización de las actuales como parte de una «orientación administrativa temporal», lo que puso en riesgo a otros desarrolladores de aplicaciones que operan en China.
Una importante ley de protección de datos aprobada en agosto de 2021 asegura que el PCCh tiene el control sobre cómo se recogen y administran los datos de los usuarios dentro de las empresas tecnológicas, obligando a dichas empresas a proporcionar sus servicios a los usuarios sin cuestionar.
A pesar de las medidas enérgicas, los inversores a largo plazo siguen comprando acciones de las empresas tecnológicas chinas por sus propias perspectivas, pero el gestor de patrimonios Tariq Dennison, de GFM Asset Management, está de acuerdo en que es «más probable que las regulaciones las afiancen [a las empresas tecnológicas] aún más».
Dennison también cree que la represión del sector tecnológico podría durar hasta 30 años.
Industria de los semiconductores
El enfrentamiento tecnológico entre Estados Unidos y China ha presionado a Beijing para que se esfuerce por «aumentar la autosuficiencia en diversos sectores».
Los semiconductores son cruciales para el desarrollo de todo tipo de productos, desde automóviles hasta teléfonos móviles, pero la China comunista no ha podido competir con otros países debido a que la cadena de suministro de semiconductores está dominada por empresas extranjeras.
Se dice que la producción de semiconductores del país ha descendido de 30.400 millones de unidades a 30.100 millones en octubre, debido a la interrupción de las cadenas de suministro.
El propio fabricante de chips por contrato de China, Semiconductor Manufacturing International Corporation (SMIC), está por detrás de sus competidores, principalmente Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), al no poder desarrollar chips actualizados. Un informe de la CNBC indica que China depende de la tecnología extranjera para desarrollar sus últimos chips. Su capacidad no es suficiente para fabricar la cantidad de chips demandada por el mercado y también está limitada por las sanciones impuestas por Estados Unidos a las empresas tecnológicas chinas.
Tecnología “de frontera”
China ha hecho planes para convertir la ciencia y la tecnología “en un pilar estratégico para el desarrollo nacional», centrándose en áreas que considera «tecnología de frontera», como la inteligencia artificial (IA) y los viajes espaciales. Las tensiones con Estados Unidos y la pandemia de COVID-19 supondrán un reto para China, aunque los economistas prevén que será la mayor economía del mundo.
El PCCh tiene planes para ampliar su competencia tecnológica con Estados Unidos en el espacio, habiendo lanzado ya una misión no tripulada a Marte y enviado astronautas a su propia estación espacial. Sin embargo, sus puntos de vista políticos opuestos con los de Estados Unidos también podrían resultar problemáticos para su desarrollo, incluso cuando el gobierno planea enviar una tripulación al planeta rojo en 2033.
Las fuertes inversiones de los gigantes tecnológicos chinos en el desarrollo de la IA también podrían resultar costosas para la nación.
Vehículos eléctricos
China también planea desplegar vehículos eléctricos en sus esfuerzos por «reducir las emisiones [de carbono]» y llegar a ser «neutra en carbono» para 2060, lo que ha llevado a decenas de miles de empresas a contribuir al esfuerzo, aunque muchas de ellas no hayan fabricado ningún vehículo.
La empresa de teléfonos inteligentes Xiaomi planea producir en masa sus propios vehículos eléctricos en 2024, mientras que el gigante de las búsquedas Baidu creó su propio negocio de coches eléctricos, asociándose con el fabricante de automóviles Geely.
Según la empresa de estudios de mercado Canalys, en el primer semestre del año se vendieron alrededor de 1,1 millones de vehículos eléctricos en China, lo que convierte a este país en el mayor mercado de vehículos eléctricos del mundo.
Una economía en desaceleración
En la actualidad, China sufre un lento crecimiento de su economía, causado por problemas como la escasez de energía y sus intentos de controlar la expansión del sector inmobiliario.
Según la Oficina Nacional de Estadística, el producto bruto interno (PBI) de China en el tercer trimestre creció un 4,9%, por debajo de la expansión prevista del 5,2% que habían calculado los analistas. Los cortes de energía en China en septiembre son el resultado de las restricciones a las importaciones de carbón australiano y de los planes para reducir las emisiones de carbono, entre otras cosas.
Recientemente, el gigante del comercio electrónico Alibaba vio cómo sus acciones caían casi un 11 por ciento como consecuencia del lento crecimiento de la economía china y de las medidas represivas del PCCh, según un informe de la CNN. Las acciones de la empresa también han caído un 41% en lo que va de año.