3 factores que podrían explicar la tragedia aérea en Washington D. C.: experiencia de la piloto, personal en la torre de control y altitud del helicóptero
El trágico accidente aéreo ocurrido el 29 de enero en Washington D.C., que resultó en la muerte de 67 personas, ha generado un intenso debate sobre las posibles causas de la colisión entre un helicóptero militar Black Hawk y un avión de American Airlines.
Expertos señalan tres factores clave que podrían haber contribuido al desastre: la experiencia de la piloto del helicóptero, la dotación de personal en la torre de control y la altitud a la que volaba el helicóptero.
Si bien en el Black Hawk iba un piloto instructor con 1.000 horas de vuelo, considerado altamente experimentado, la piloto al mando, la capitana Rebecca M. Lobach, contaba con aproximadamente 500 horas de vuelo. Aunque había servido como oficial de aviación desde julio de 2019, algunos analistas sugieren que su nivel de experiencia podría haber influido en la tragedia.
Otro aspecto bajo escrutinio es la dotación de personal en la torre de control del Aeropuerto Nacional Ronald Reagan en el momento del accidente. Informes preliminares indican que la torre operaba con menos personal del habitual, lo que obligó a un solo controlador a gestionar simultáneamente las operaciones de aterrizaje y despegue de aviones, así como el tráfico de helicópteros. Esta sobrecarga de trabajo podría haber afectado la capacidad de respuesta ante situaciones de emergencia.
La altitud a la que volaba el helicóptero también es objeto de investigación. Según la normativa de la Administración Federal de Aviación (FAA), los helicópteros en esa ruta no deben superar los 200 pies de altitud. Sin embargo, datos preliminares sugieren que el Black Hawk podría haber estado volando a una altura de entre 200 y 400 pies sobre el río Potomac al momento de la colisión, lo que representaría una violación de las regulaciones establecidas.
El secretario de Transporte, Sean Duffy, afirmó que tenían «primeros indicios» de lo sucedido y describió la tragedia como «absolutamente prevenible», prometiendo proporcionar más detalles una vez finalizadas las investigaciones.
Este accidente ha reavivado el debate sobre la seguridad aérea en Estados Unidos, especialmente en áreas con espacio aéreo congestionado como Washington D.C. La comunidad aeronáutica y las autoridades competentes continúan analizando estos factores para determinar las causas exactas del accidente y prevenir futuros incidentes similares.