12 historias reales de la historia que son más extrañas que la ficción

A lo largo de la historia, algunas historias parecen increíbles, pero sucedieron de verdad. Están documentadas en diarios, relatos de testigos presenciales e incluso fotografías antiguas; tan reales que no se pueden negar, pero tan absurdas que parecen ficción. Por ejemplo, un oso que recibió un rango militar durante la Segunda Guerra Mundial, un astrónomo que emborrachó a un alce hasta la muerte, o dos padres fundadores de una nación que se pelearon por una ventana.
Estas historias nos recuerdan que la historia siempre está repleta de milagros y sucesos insólitos. A continuación, doce hechos reales que aún hoy dejan a la gente atónita.
1. El caso del ‘caballo psíquico’
A mediados del siglo XX en Virginia, EE. UU., existió una yegua llamada Lady Wonder, famosa por supuestamente poder “leer mentes”.
Su dueño notó sus habilidades únicas desde temprana edad y le construyó un dispositivo: cada letra correspondía a un pedal, y la yegua podía deletrear palabras tocando los pedales con la nariz.
Multitudes acudían a verla predecir diversas cosas, desde resultados deportivos hasta el sexo de los bebés por nacer.
Posteriormente, investigadores de la Universidad de Duke la pusieron a prueba. Escribieron palabras en papel, sin que la yegua las viera, y luego la dejaron usar el dispositivo. Deletreó correctamente, incluso escribiendo «Mesopotamia».
En 1952, la policía que investigaba la desaparición de un niño y decidió probar con la yegua. Al preguntarle dónde estaba el niño, Lady Wonder deletreó «Pittsfield Water Wheel». Inicialmente descartado como un disparate, encontraron un lugar llamado «Field and Wilde Water Pit», casi idéntico a la forma en que la yegua había deletreado «Pittsfield Water Wheel». La policía llegó y, efectivamente, encontró el cuerpo del niño.
2. Supervivencia milagrosa en el Monte Everest
Escalar el Everest es extremadamente peligroso. Desde 1922, al menos 322 escaladores han fallecido. Debido a las duras condiciones, rara vez se recuperan los cuerpos.
En 2006, el alpinista australiano Lincoln Hall estuvo a punto de unirse a ellos. Tras alcanzar la cima, se desplomó a 8536 metros de altitud, inconsciente por un edema cerebral. Los guías sherpas intentaron rescatarlo durante horas, pero se vieron obligados a marcharse por órdenes de rescate, llevándose únicamente su equipo, saco de dormir y oxígeno. A su familia le comunicaron su fallecimiento.
A la mañana siguiente, otro equipo encontró a Hall sentado con las piernas cruzadas en la nieve, sonriendo: “Creo que se sorprenderán al verme”.
Solo llevaba un forro polar fino, sin guantes ni gorro. Perdió la mayor parte de las yemas de los dedos y un dedo del pie por congelación. Hall atribuyó su supervivencia aquella noche a años de meditación y entrenamiento en escalada.
3. Un bufón de la corte escapa de la ejecución gracias a su ingenio.
En la Francia del siglo XVI, el bufón de la corte Triboulet era conocido por su agudo ingenio. Nacido con una deformidad —piernas cortas y torcidas, brazos caídos—, se ganó el favor del rey Francisco I con su humor.
Un día, con audacia, le dio una palmada en las nalgas al rey. El rey le ordenó que se disculpara. Triboulet respondió: “Majestad, lo siento, no lo reconocí; ¡pensé que era la reina!”.
Enfurecido, el rey lo condenó a muerte, pero le permitió elegir el método. Triboulet respondió: «Por San Nitouche y San Pansard —los santos guardianes locos— elijo la vejez».
El rey rió y lo perdonó, exiliándolo en su lugar. Una broma le había salvado la vida.
4. El ‘soldado oso’ de Polonia
Durante la Segunda Guerra Mundial, la 22.ª Compañía de Suministros de Artillería de Polonia tuvo un soldado inusual: un oso pardo sirio llamado Wojtek (“Guerrero Feliz”).
En Irán, unos soldados compraron al osezno, con una navaja suiza y algo de comida, alimentándolo con leche condensada, miel y mermelada. El oso aprendió a saludar, a marchar en formación, a disfrutar de los paseos en camión e incluso a abrir los grifos por sí solo.
Para que permaneciera con la unidad, el ejército alistó oficialmente a Wojtek como soldado raso, ayudando a transportar municiones en el frente.
Tras la guerra, Wojtek vivió en el zoológico de Edimburgo, en Escocia, hasta 1963, donde recibía visitas de antiguos camaradas, convirtiéndose en una figura legendaria de la historia bélica.
5. Panqueques hace 5000 años
La sopa, el arroz y el pan son prácticas ancestrales, ¿pero los panqueques?
Las pruebas demuestran que los humanos comían tortitas hace más de 5.000 años… ¡provenientes del estómago de una momia!
En 1991, dos alpinistas hallaron en los Alpes el cuerpo congelado de Ötzi, el Hombre de Hielo, con más de 5300 años de antigüedad. Los científicos descubrieron que su última comida consistió en carne roja y tortitas de trigo, cocinadas al fuego, un método sorprendentemente similar al actual. Sin duda, las tortitas para el desayuno tienen raíces muy antiguas.
6. Los pasos de peatones y la «comida rápida» de Pompeya
Cuando el Vesubio entró en erupción en el año 79 d.C., Pompeya quedó congelada en el tiempo, preservando la vida cotidiana.
Los arqueólogos hallaron locales de comida rápida que vendían platos preparados para llevar, aunque en sus menús figuraban ratones asados con miel, no hamburguesas. Las calles tenían piedras elevadas que servían de pasos de peatones: los peatones evitaban el barro mientras las ruedas de los carros pasaban. Aún hoy se pueden ver las marcas de las ruedas.
7. Las máquinas de vapor existían en el siglo I.
Herón de Alejandría inventó la eolípila, una bola giratoria impulsada por vapor, en el siglo I. El vapor expulsado por tubos doblados hacía girar la bola: una máquina de vapor primitiva.
La gente lo veía como un juguete, sin darse cuenta de su potencial. Si lo hubieran aplicado mecánicamente, la Revolución Industrial podría haber llegado 2000 años antes.
8. El astrónomo de la nariz dorada
El astrónomo danés Tycho Brahe, fabulosamente rico, era excéntrico y hedonista. Perdió la nariz en un duelo en estado de ebriedad y la reemplazó con una prótesis de oro y plata.
Tenía un alce como mascota, e incluso le permitía beber alcohol. Una noche, el alce se emborrachó, cayó por las escaleras y murió. Brahe también tenía un «payaso psíquico» al que obligaba a comer debajo de la mesa. Su extravagante vida se convirtió en una de las anécdotas más curiosas de la historia.
9. El oscuro episodio del ‘padre de la bomba atómica’
En la película Oppenheimer de 2023 , una escena muestra a un joven J. Robert Oppenheimer inyectando veneno en la manzana de un profesor; una historia real.
Durante sus estudios en el Reino Unido, sintiéndose solo y frustrado, desahogó su ira envenenando una manzana. Se desconoce la sustancia exacta; podría haber sido ligeramente tóxica. Estuvo a punto de ser expulsado de la escuela, pero sus influyentes padres intervinieron. Su nieto, posteriormente, puso en duda la veracidad de la historia.
10. El incidente del orinal y la rebelión de un príncipe
En una ocasión, Roberto, hijo de Guillermo el Conquistador, se rebeló a raíz de una broma: sus hermanos le vaciaron encima un orinal. Su padre no hizo nada, lo que enfureció a Roberto.
Tras la muerte de su padre, Roberto fue excluido de la sucesión al trono, su hermano menor, Guillermo el Rojo, se convirtió en rey y Roberto se rebeló. La rebelión fracasó; fue encarcelado por su hermano Enrique durante treinta años hasta su muerte. Una broma cambió el destino de una dinastía.
11. ‘Hola’ casi se convirtió en ‘ahoy’
En la década de 1830, “Hello” significaba “¡Oye!” o “¡Cuidado!”.
Tras la invención del teléfono en 1876, los inventores debatieron sobre el saludo. Alexander Graham Bell sugirió el marinero “¡Ahoy!”, mientras que Thomas Edison insistió en “Hola”.
Edison ganó, y los manuales telefónicos adoptaron “Hola” como saludo estándar, una tradición que continúa hasta hoy.
12. Franklin contra Adams: La disputa por las ventanas
Según se cuenta, dos de los padres fundadores de Estados Unidos, Benjamin Franklin y John Adams, se pelearon por una ventana mientras compartían cama; suena a ficción, pero es cierto.
En otoño de 1776, de camino a Staten Island para negociar, se alojaron en una posada abarrotada de Nueva Jersey. A Franklin le gustaba dormir con la ventana abierta; Adams temía las corrientes de aire nocturnas. Adams escribió en su diario:
“Cerré la ventana y él me dijo: ‘¡No! ¡Aquí dentro hace un calor sofocante!’. Le dije que temía el aire nocturno; él se rió: ‘El aire dentro es peor; abre la ventana y duerme’”.
Finalmente, Adams se durmió; Franklin ganó la «batalla de la ventana».
La historia está llena de maravillas
Desde caballos que deletreaban palabras hasta soldados que salvaban osos, pasando por las disputas sobre camas de los padres fundadores, todas estas historias aparentemente absurdas tienen evidencia histórica.
Nos recuerdan que la historia de la humanidad no se reduce solo a guerras y dinastías, sino que también está llena de humor, absurdos e increíbles sorpresas de la vida.
Quizás eso es lo que hace que la historia sea tan fascinante: tan real que resulta increíble, pero a la vez tan cautivadora que no podemos apartar la mirada.








